AGENCIAS.-Ismael «El Mayo» Zambada declaró en un comunicado, difundido por su abogado, Frank Pérez, reportado por Los Angeles Times, que a Héctor Melesio Cuén Ojeda, diputado federal electo por el frente opositor Fuerza y Corazón por México, «lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron a mí».
“Tengo conocimiento de que la versión oficial que manejan las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuén fue baleado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en una motocicleta que querían robarle su camioneta”, dijo Zambada en el comunicado. “Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron a mí”.
Cuén Ojeda, exalcalde de Culiacán que se postuló para gobernador en 2016 pero perdió, también se desempeñó como rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Zambada dijo que la disputa de Cuén Ojeda con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, era “sobre quién debe dirigir esa institución”.
En el comunicado, el capo mexicano indicó que ese 25 de julio fue al rancho y centro de eventos Huertos del Pedregal, afuera de Culiacán, «donde iba a ser la reunión».
Detalló que llegó antes de la hora pactada, las 11 am, y vio a hombres armados vestidos con uniforme militar verde, los que asumió como parte del equipo de Joaquín Guzmán López y sus hermanos.
«El Mayo» dijo que iba acompañado por cuatro personas de seguridad, dos de los cuales quedaron afuera del perímetro de seguridad.
Un ‘comandante de la Policía Judicial de Sinaloa’ acompañaba a ‘El Mayo’
«Los dos que entraron conmigo eran José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hacía mucho tiempo», especificó.
Sobre esas personas y Cuén, «El Mayo» llamó a los gobiernos de México y EU a ser «transparentes y brindar la verdad acerca de mi secuestro a EU, y acerca de las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez, y cualquier otro que haya muerto ese día».
Añadió que Héctor Cuen «era un viejo amigo mío» y lamenta su muerte, además de las «desapariciones de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, quienes no han sido vistos desde entonces».
