AGENCIAS.- Alejandro Sanz rompió el silencio en redes sociales tras ser acusado por una fan, identificada como Ivet Playà, de haberse aprovechado de sus emociones.
En su mensaje, Sanz expresó sorpresa y decepción ante la situación, aclarando su versión de los hechos y desmintiendo cualquier conducta indebida.
“Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, escribió el intérprete.
En su comunicado, explicó que en mayo, Ivet le propuso participar en negocios familiares, oferta que él rechazó tras consultarlo con sus asesores.
“Siento que tu reacción sea esta, pero quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”, concluyó Sanz, dejando claro que no emprenderá acciones legales, pero lamenta lo ocurrido.
¿Qué dijo Ivet sobre Alejandro Sanz?
Ivet Playà, una joven española, compartió a través de un video en TikTok una experiencia personal que ha desatado tanto apoyo como polémica en redes sociales.
La joven relató con detalle su relación con Alejandro Sanz, a quien admiraba profundamente y con quien asegura haber vivido una historia marcada por el desequilibrio de poder y el desencanto.
“Yo era su fan y él me siguió en redes sociales. Yo alucinaba con que alguien como él, tan famoso, me mandara mensajes, me comentara las fotos o incluso publicara cosas mías”, comienza contando Ivet, quien tenía apenas 18 años cuando inició el contacto con el cantante, que entonces tenía 49. “Desde el principio lo sabía. Yo era una niña”, enfatiza.
A los 19 años, decidió seguirlo en su gira por toda España: “Me hice 10 conciertos en un mes y medio y él lo sabía. Jugó con mis sueños, jugó con mi ilusión”.
Con 22 años, su vínculo con Sanz se formalizó laboralmente: “Él me contrató para trabajar para él”, cuenta.
Sin embargo, lo que parecía un sueño pronto se tornó en una experiencia desconcertante: “Nos espiaban las conversaciones privadas. Yo no tenía nada que esconder, pero eso ya me parecía extraño”.
“Se suponía que estaba viviendo un sueño más de su mano, pero la realidad es que se convirtió en una terrible pesadilla”, relata. Visiblemente afectada, Ivet concluye: “Me siento engañada. Me siento utilizada. Me siento humillada. Me siento, incluso, sucia porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi más absoluta e íntegra intimidad”.
Con información de TELEDIARIO
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