• 27 de abril de 2025 17:08

Desde el Cristal con que se Mira… «Apagar para encenderse: vigilia digital en tiempos de Pascua»

Noticias de Actualidad de México y el Mundo -

La Semana Santa es, para el mundo católico, un tiempo de introspección, silencio y renovación. Marca el fin de la Cuaresma, ese periodo de cuarenta días que inicia con el Miércoles de Ceniza y que invita a la reflexión, al desprendimiento, al sacrificio voluntario como acto de conciencia y transformación interior. Tradicionalmente, se asocia con prácticas como el ayuno, la abstinencia, la vigilia y la oración. Pero más allá del dogma, lo valioso de este periodo está en su simbolismo: hacer una pausa, mirar hacia dentro, limpiar lo que sobra y recuperar lo esencial.

En las últimas colaboraciones hemos hablado del ayuno intermitente informático, una propuesta para reducir el consumo excesivo de información digital y restaurar la salud mental a través de ventanas de desconexión consciente. En este marco, me gustaría plantear una idea complementaria: practicar una vigilia digital.

Así como la vigilia tradicional propone abstenerse de ciertos alimentos como forma simbólica de contención y enfoque espiritual, la vigilia digital puede consistir en evitar, por un día o unas horas, aquello que nos dispersa, nos satura y nos aleja del presente: redes sociales, noticias constantes, mensajes sin pausa, pantallas encendidas hasta altas horas de la noche.

Hacer vigilia no es simplemente renunciar, sino reemplazar con sentido. En lugar de mirar el celular al despertar, podríamos escuchar el canto de los pájaros, respirar profundo, agradecer.

En vez de saturarnos de notificaciones, podríamos compartir una comida sin pantallas, leer un libro, caminar en silencio, reconectar con quienes están cerca. Esta pausa, breve pero significativa, puede ser un acto de sanación emocional y mental.

Los beneficios están sustentados por la ciencia: bajar el ritmo de los estímulos reduce la ansiedad, mejora el sueño, afina la memoria, fortalece las relaciones personales y nos devuelve una capacidad que hemos ido perdiendo: la de estar presentes. En un mundo que corre y consume sin parar, practicar vigilia —aunque sea por unas horas— es un acto contracultural, íntimo y profundamente saludable.

Quizá esta Semana Santa podemos ofrecerle a nuestra mente una tregua, a nuestro cuerpo un respiro, y a nuestro espíritu un espacio para recordar lo que somos sin el ruido de afuera.

Mirar esta Semana Santa con los ojos del silencio, la pausa y la presencia. Quizá ahí descubramos que lo que más necesitamos no está en línea… sino dentro de nosotros.

En estos días de recogimiento, la invitación no es solo a apagar las pantallas, sino a encender la conciencia. Tal vez no podamos cambiar el mundo exterior de inmediato, pero sí podemos elegir cómo habitamos nuestro mundo interior. Hagamos de esta Semana Santa una oportunidad para silenciar el ruido, cuidar la mente, reconectar con lo esencial y recordar que también se puede sanar con una pausa. Que esta vigilia digital sea, más que una renuncia, un acto de libertad.

Porque, al final, como diría Ramón de Campoamor: “nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

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