Por Jorge Guerrero
La llegada de la temporada de lluvias, esperada por muchos como un alivio a la sequía y una bendición para los campos, trae consigo una serie de desafíos que afectan la salud y la seguridad de las personas. Desde enfermedades hasta accidentes, la influencia de la temporada de lluvias en la vida humana es profunda y multifacética.
La combinación de humedad y temperaturas cálidas durante esta temporada crea el ambiente perfecto para la proliferación de mosquitos, vectores de enfermedades como el dengue, la malaria y el chikungunya. El agua estancada en recipientes, charcos y alcantarillas se convierte en criaderos para estos insectos, aumentando el riesgo de transmisión de estas enfermedades. Los mosquitos no son los únicos enemigos; el agua contaminada por desbordamientos de sistemas de alcantarillado y la falta de infraestructura adecuada puede llevar a la propagación de enfermedades gastrointestinales como la gastroenteritis, la hepatitis A y enfermedades coleriformes.
Los grupos más vulnerables a estas enfermedades incluyen a los niños, cuyo sistema inmunológico aún está en desarrollo; a los ancianos, quienes a menudo tienen sistemas inmunológicos debilitados por la edad; y a las personas en situación de calle. Además, las mujeres embarazadas están en riesgo debido a cambios en su sistema inmunológico y a la amenaza específica de enfermedades como el Zika, que puede afectar al feto.
El aumento de la humedad y los cambios en la temperatura durante la temporada de lluvias también pueden exacerbar enfermedades respiratorias como el asma, la bronquitis y la neumonía. La piel mojada y la ropa húmeda crean un ambiente propicio para el crecimiento de hongos y bacterias.
La seguridad vial es una de las primeras víctimas de la temporada de lluvias. Las carreteras mojadas y resbaladizas, junto con la visibilidad reducida, aumentan significativamente el riesgo de accidentes de tráfico. El aquaplaning, donde los neumáticos del vehículo pierden contacto con la carretera debido a una capa de agua, puede resultar en colisiones graves.
No solo pueden arrastrar a personas y vehículos, sino que también esconden peligros sumergidos como escombros afilados y cables eléctricos.
Los deslizamientos de tierra y derrumbes son amenazas serias en áreas montañosas o con suelos inestables. La saturación del suelo por agua puede provocar que colinas y laderas se derrumben, destruyendo hogares y cortando rutas de escape vitales.
En el ámbito de la salud, eliminar los criaderos de mosquitos, hervir o filtrar el agua potable y mantener una buena higiene personal son prácticas esenciales. La educación vial sobre las medidas de prevención también es vital para proteger a la comunidad.
La temporada de lluvias, con todas sus bendiciones y desafíos, nos recuerda la importancia de la preparación y la conciencia. Sin embargo, en la salud y la enfermedad, como en todo, como bien dijo Ramón de Campoamor, «Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira«.
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