• 18 de septiembre de 2024 17:16

Desde el cristal con que se mira… El poder del optimismo en nuestra salud

Noticias de Actualidad de México y el Mundo -

Por Jorge Guerrero

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En una sociedad a menudo abrumada por malas noticias y desafíos cotidianos, adoptar una actitud optimista puede parecer una tarea difícil. Sin embargo, la medicina basada en evidencia nos muestra que ver el vaso medio lleno no es solo una cuestión de perspectiva, sino una poderosa herramienta para mejorar nuestra salud física y mental, superando el simple “yo creo”, “me parece” o “me dijeron”.

El optimismo, esa tendencia a esperar y creer en resultados positivos, no solo mejora nuestro estado de ánimo, sino que también se refleja en nuestra longevidad y calidad de vida.

Un estudio realizado por la Universidad de Boston, junto con la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, el Centro Nacional para el PTSD en el Sistema de Salud de VA en Boston, encontró que las personas más optimistas tenían entre un 50% y 70% más de probabilidades de alcanzar una longevidad mayor, definida como vivir hasta los 85 años o más. Este estudio, que siguió a 69,744 mujeres durante 10 años y a 1,429 hombres durante 30 años, reveló que los optimistas vivían, en promedio, entre un 11% y 15% más que aquellos con una visión menos positiva de la vida.

Las personas optimistas son más propensas a cuidar su salud: practican ejercicio regularmente, adoptan dietas equilibradas y evitan hábitos nocivos. Además, el optimismo parece tener un efecto protector sobre el corazón. Quienes no son negativos suelen experimentar menos inflamación, factor clave en el desarrollo de enfermedades crónicas como las cardíacas y la diabetes.

Pero los beneficios del optimismo no se limitan a la salud física. Esta actitud también actúa como una vacuna contra trastornos mentales como la depresión y la ansiedad. En momentos de adversidad, los optimistas muestran una resiliencia sorprendente, apoyándose en sus redes sociales y manteniendo un sentido de propósito que les permite superar los desafíos con mayor facilidad.

El impacto del optimismo llega incluso al sistema inmunológico. En un estudio realizado por Suzanne Segerstrom de la Universidad de Kentucky y Sandra Sephton de la Universidad de Louisville, se descubrió que los estudiantes que mantenían una visión más optimista sobre su futuro mostraban una respuesta inmunitaria más fuerte. Además, el optimismo juega un papel crucial en la recuperación de enfermedades. Quienes mantienen una actitud positiva suelen recuperarse más rápidamente de cirugías y enfermedades graves.

Por fortuna, cultivar el optimismo no es una tarea imposible. Prácticas sencillas como mantener un diario de gratitud, reencuadrar mentalmente los desafíos como oportunidades de crecimiento, y rodearse de personas positivas pueden transformar nuestra perspectiva.

En un mundo donde a menudo somos bombardeados por negatividad, adoptar el optimismo como un hábito diario podría ser uno de los cambios más significativos que podemos hacer por nuestra salud. Sin embargo, en la salud y la enfermedad, como en todo, como bien dijo Ramón de Campoamor: “Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira”.

AGENCIAS / REDACCIÓN

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