• 26 de febrero de 2025 03:58

Desde el Cristal con que se Mira… La seducción de los malos hábitos: ¿por qué son tan tentadores?

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Por Jorge Guerrero

La naturaleza humana tiene una curiosa inclinación hacia lo que parece más fácil, rápido y placentero. Esta tendencia podría explicar por qué los malos hábitos, a pesar de sus consecuencias negativas, suelen ser más fáciles de adoptar y mantener que los buenos. Pero¿qué hay detrás de esta paradoja? ¿Por qué nuestras mentes y cuerpos parecen favorecer los comportamientos poco saludables sobre aquellos que nos benefician?

Los malos hábitos suelen ofrecer gratificaciones instantáneas. Por ejemplo, consumir comida chatarra brinda un placer inmediato al paladar gracias a su alto contenido de azúcares, grasas y sal. En contraste, los buenos hábitos, como comer saludablemente, hacer ejercicio o practicar meditación, ofrecen beneficios significativos, pero generalmente a largo plazo. Los resultados, como perder peso, ganar energía o reducir el estrés, pueden tardar semanas o meses en manifestarse, lo que dificulta mantener la motivación inicial.

La inclinación hacia los malos hábitos tiene una base evolutiva. Nuestros cuerpos están diseñados para ahorrar energía como una estrategia de supervivencia que era esencial en tiempos de escasez. Esto nos predispone a evitar actividades físicamente demandantes, como el ejercicio, y a buscar alimentos densos en calorías. Además, vivimos en un entorno que promueve la gratificación instantánea. La comida rápida está siempre al alcance, los dispositivos digitales nos mantienen entretenidos con poco esfuerzo y muchas actividades sedentarias se han normalizado. Este contexto fomenta los malos hábitos porque son convenientes y accesibles.

Los malos hábitos activan el sistema de recompensa del cerebro al liberar dopamina, una sustancia química asociada con el placer. Este mecanismo refuerza el comportamiento, haciendo que sea más probable repetirlo. En comparación, los buenos hábitos no siempre generan esa misma respuesta inmediata, lo que los hace menos atractivos desde el inicio.

Formar buenos hábitos requiere esfuerzo consciente y, en ocasiones, ir en contra de nuestros impulsos naturales. Estos comportamientos suelen implicar incomodidad inicial, como levantarse temprano para hacer ejercicio o preparar comidas saludables en lugar de optar por comida rápida. Además, la falta de una recompensa inmediata puede desincentivar el proceso.

La solución radica en diseñar estrategias que hagan más atractivos los buenos hábitos y menos accesibles los malos. Una forma de hacerlo es creando recompensas inmediatas para los buenos hábitos.

Otra estrategia es hacer menos accesibles los malos hábitos. Por ejemplo, guarda los snacks poco saludables fuera de la vista o desactiva las notificaciones de redes sociales para reducir el tiempo frente a la pantalla. Facilitar los buenos hábitos también es clave; reduce las barreras de entrada. Si quieres salir a correr, deja tu ropa deportiva lista la noche anterior. Si deseas comer más frutas, tenlas a la vista y listas para consumir.

Para terminar, aunque es más fácil caer en los malos hábitos debido a su recompensa inmediata, el esfuerzo por construir buenos hábitos vale la pena. Como bien dijo Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.

AGENCIAS / REDACCIÓN

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