• 29 de septiembre de 2024 09:23

Desde el cristal con que se mira… ´La soberbia, el enemigo frecuente en la salud´

Noticias de Actualidad de México y el Mundo -
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Por Jorge Guerrero

La soberbia es una emoción que, aunque a menudo se disfraza de confianza o seguridad, puede ser perjudicial tanto para quien la experimenta como para quienes lo rodean. En el ámbito de la salud, este rasgo emocional tiene consecuencias importantes, no solo para el paciente, sino también para el equipo médico, los familiares y las autoridades que administran los servicios sanitarios.

En la relación entre el paciente y su salud, la soberbia puede ser un obstáculo serio. Aquellos que se rehúsan a reconocer sus propios límites o a aceptar que necesitan ayuda médica pueden retrasar diagnósticos o evitar tratamientos que podrían mejorar su calidad de vida.

En el campo de la salud, los profesionales médicos deben equilibrar un delicado acto de confianza en su experiencia con la apertura a nuevas ideas, avances y colaboraciones con sus colegas. Cuando la soberbia invade la práctica médica, el profesional puede caer en el error de asumir que su conocimiento es absoluto, lo que impide la innovación o la consulta de segundas opiniones. Esto no solo afecta la calidad de la atención, sino que también deteriora la relación con el paciente, quien puede sentirse desatendido o subestimado. Un médico soberbio puede perder de vista la importancia de la empatía y la comunicación, elementos clave en el cuidado del paciente.

En este sentido, el manejo de la soberbia en los familiares de un paciente es muy importante, ya que a menudo desempeñan un papel crucial en el proceso de atención médica, ya sea acompañando, apoyando, tomando decisiones cuando el paciente no puede hacerlo o cuestionando a los profesionales de la salud. Este comportamiento puede generar tensiones entre los familiares y el equipo médico, comprometiendo la atención del paciente y creando un ambiente de desconfianza.

A nivel institucional, tanto en el sector público como privado, la soberbia también puede manifestarse cuando las autoridades médicas o los gestores de la salud creen que su sistema es infalible. La falta de autocrítica y de apertura para mejorar la eficiencia o calidad de los servicios puede llevar a deficiencias en la atención, burocracia innecesaria y políticas desactualizadas que perjudican tanto a los profesionales de la salud como a los pacientes. En tiempos de crisis sanitaria o de avances tecnológicos, la humildad institucional es esencial para adaptarse, mejorar y ofrecer una atención que responda a las necesidades cambiantes de la población.

Es importante recalcar que no se debe confundir la soberbia con la confianza. Tener seguridad en uno mismo y en los propios conocimientos es esencial tanto para los pacientes como para los profesionales de la salud. La clave está en mantener un balance saludable, donde la confianza no se convierta en arrogancia y se reconozca la importancia de estar abiertos a aprender, escuchar y adaptarse a nuevas circunstancias.

Pacientes, familiares, profesionales y autoridades deben esforzarse por cultivar una actitud de humildad y apertura para mejorar la calidad de la atención y, en última instancia, proteger la salud. Solo a través de una perspectiva más equilibrada, donde la confianza y la humildad convivan, se puede alcanzar un entorno saludable y propicio para todos. Como dijo Ramón de Campoamor: “Nada es verdad, nada es mentira; todo es según el cristal con que se mira”.

AGENCIAS / REDACCIÓN

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