Por Jorge Guerrero
A lo largo de nuestra vida, nos enfrentamos a diversos desafíos relacionados con nuestra salud. En ocasiones, nos encontramos enfermos y nos preguntamos qué nos llevó a ese estado y cómo podemos evitarlo en el futuro. Para comprender mejor este proceso, es fundamental entender qué es una enfermedad y qué sucede en nuestro cuerpo cuando nos enfermamos.
Una enfermedad es una alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, que se manifiesta a través de síntomas y signos característicos. Puede ser causada por diversos factores, como infecciones bacterianas o virales, desequilibrios hormonales, factores genéticos, exposición a toxinas o agentes externos, y de estilo de vida, entre otros.
En este sentido, hay condiciones y circunstancias que se pueden evitar y prevenir y otras que no. Por eso, te invito a reflexionar sobre qué hago en lo personal para evitar enfermarme o qué hago para lograr enfermarme.
Por lo tanto, es fundamental ayudar a nuestro cuerpo, «tu cuerpo eres tú», no de otro. Por eso, fortalecer nuestro sistema inmunológico y adoptar medidas preventivas para reducir el riesgo de enfermedades es vital. Esto incluye llevar un estilo de vida saludable, sobre todo en las enfermedades no transmisibles como la diabetes, hipertensión, dislipidemias, mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, descansar adecuadamente y evitar hábitosnocivos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Pero sobre todo tener conciencia de que uno es responsable en gran parte de tener y generar salud, pero también en muchas ocasiones de perder salud y de generar la enfermedad.
En la calidad individual, uno no puede modificar su código genético y las condiciones congénitas, pero sí los hábitos y los estilos de vida.
Cuando nos enfermamos, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios que reflejan la lucha del sistema inmunológico por combatir la enfermedad. En el caso de infecciones, por ejemplo, nuestro sistema inmunitario se activa para identificar y eliminar los agentes patógenos invasores. Los glóbulos blancos, como los neutrófilos y los macrófagos, juegan un papel crucial en esta lucha, atacando y destruyendo los patógenos para restaurar el equilibrio y la salud.
En las enfermedades crónicas, como la presión arterial alta, la obstrucción de las arterias, el nivel de azúcar o de grasas en la sangre, o el sobrepeso y la obesidad, influyen en cómo contribuimos a nuestro metabolismo y cómo funciona nuestro cuerpo. Esto puede dar lugar a una progresión más grave de la enfermedad y a complicaciones potencialmente mortales.
Por lo anterior, el tener o no salud depende en gran parte de qué hacemos, de qué no hacemos y de cómo enfrentamos la enfermedad. Sin embargo, en la salud y en la enfermedad, como en todo, como bien dijo Ramón de Campoamor, «Nada es verdad, nada es mentira, todo es de acuerdo al cristal con que se mira».
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