• 9 de enero de 2025 11:59

Desde el Cristal con que se Mira… «Salud Dividida: La dicotomía de cuidarnos y descuidarnos»

Noticias de Actualidad de México y el Mundo -

Por Jorge Guerrero

La salud es, en muchos sentidos, un reflejo de nuestras decisiones cotidianas. Sin embargo, hay momentos en los que nuestras acciones parecen contradecir nuestro deseo de vivir sanamente. Este fenómeno, al que hoy llamo “salud dividida”, es esa dicotomía entre saber con claridad lo que afecta nuestra salud y, aun así, continuar haciéndolo, mientras que, por otro lado, adoptamos prácticas saludables de forma inconsistente o insuficiente.

Es un escenario común. Por un lado, fumamos a sabiendas de que el tabaquismo daña nuestros pulmones, nuestro corazón y acorta nuestra vida. Comemos en exceso, aunque conocemos el impacto directo en nuestra salud metabólica, nuestra energía y nuestro bienestar. Por otro lado, nos sentimos orgullosos de ser “deportistas de fin de semana”, de correr una vez a la semana, jugar fútbol los domingos o salir a caminar esporádicamente, como si ese esfuerzo ocasional pudiera compensar las conductas que claramente nos perjudican.

Esta contradicción no solo afecta nuestro cuerpo, sino también nuestra mente. Vivir con la conciencia de que no estamos cuidando de manera integral nuestra salud genera una carga emocional. Nos sentimos culpables, pero a menudo justificamos nuestras acciones: “Solo es un cigarro,” “Me merezco este postre después de un día difícil,” o “Hago suficiente ejercicio los fines de semana.” Estas excusas, aunque parecen inofensivas, perpetúan un ciclo que poco a poco nos aleja del bienestar que decimos buscar. Incluso, este desequilibrio puede desencadenar un infarto al miocardio debido a un esfuerzo extraordinario durante el fin de semana, sin tener la condición física necesaria, llevando a nuestro cuerpo al extremo.

¿Por qué sucede esto? En parte, porque vivimos en un mundo que nos invita constantemente a la gratificación inmediata. Además, nuestra mente tiende a subestimar el impacto acumulativo de nuestras decisiones diarias.

Sin embargo, no todo está perdido. Reconocer esta “salud dividida” es el primer paso para transformarla. La clave está en buscar consistencia y equilibrio. No se trata de ser perfectos, sino de ser conscientes y comprometidos con nuestras decisiones. Adoptar buenos hábitos no tiene que ser un sacrificio enorme, pero sí requiere constancia.

Si juegas fútbol los domingos, añade un día más de actividad física a tu semana y sigue una rutina que mejore tu condición física, alejándote de los riesgos. Si disfrutas de un postre, hazlo ocasionalmente y en porciones moderadas. Si sabes que el cigarro está afectando tu cuerpo, busca apoyo para dejarlo. Cambiar no es fácil, pero cada pequeño esfuerzo suma y genera un impacto positivo en nuestra salud física y emocional.

La salud no es una lista de buenos y malos hábitos; es un estilo de vida y una forma de prepararte para ser feliz. La clave está en preguntarnos, con honestidad, si nuestras acciones diarias están construyendo o destruyendo el bienestar que queremos para nosotros y para quienes amamos.

Al final, como decía Ramón de Campoamor: “Nada es verdad, nada es mentira; todo es según el cristal con que se mira”.

AGENCIAS / REDACCIÓN

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