Por Jorge Guerrero
En un mundo lleno de emociones intensas y decisiones impulsivas, actuar con lógica y razón puede parecer una rareza. Sin embargo, estas capacidades humanas esenciales tienen un impacto profundo y positivo en nuestra salud física y mental. ¿Por qué, entonces, no es común que las personas recurran al razonamiento y la lógica para prevenir enfermedades y mejorar su salud?
En primer término, debemos entender que la razón es la facultad humana de pensar, reflexionar y formar juicios lógicos a partir de la información disponible. Es la capacidad de comprender y procesar conceptos y hechos para tomar decisiones informadas. La lógica, por otro lado, es una disciplina que estudia los principios y criterios de la validez del razonamiento y la argumentación. Es un sistema de reglas y procesos que se utilizan para deducir conclusiones correctas a partir de premisas dadas.
Actuar con base en la razón y la lógica permite tomar decisiones más informadas y consideradas, lo cual contribuye a elecciones más saludables en términos de dieta, ejercicio y manejo del estrés. Esto mejora nuestra salud física y mental de varias maneras. Las elecciones basadas en el razonamiento lógico suelen ser más beneficiosas para nuestra salud. Por ejemplo, optar por una dieta balanceada y ejercicio regular en lugar de sucumbir a hábitos poco saludables.
Sin embargo, a pesar de estos beneficios, no es común que las personas actúen consistentemente con razonamiento y lógica para prevenir enfermedades y mejorar su salud. Aquí están algunos de los principales obstáculos. Las emociones fuertes como el miedo, la ansiedad y la ira pueden nublar el juicio racional y llevar a decisiones impulsivas. Los hábitos y comportamientos desarrollados desde una edad temprana son difíciles de cambiar, incluso cuando se sabe que son perjudiciales.
Las decisiones basadas en la lógica a menudo requieren considerar los beneficios a largo plazo sobre las gratificaciones inmediatas.
Las ideas erróneas y las supersticiones pueden llevar a comportamientos que no están respaldados por evidencia científica. Sin una motivación fuerte y clara, es difícil seguir una disciplina lógica y razonada para mejorar la salud. El cambio puede ser aterrador y muchas personas temen lo desconocido.
Por eso, aunque la lógica y la razón pueden mejorar significativamente nuestra salud, diversos factores emocionales, sociales, culturales y personales a menudo impiden que las personas adopten este enfoque. Entender estas barreras puede ayudar a diseñar estrategias más efectivas para fomentar comportamientos saludables basados en la lógica y la razón. Sin embargo, en la salud y la enfermedad, como en todo, como bien dijo Ramón de Campoamor, «Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira».
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