Por Ricardo Burgos Orozco
Había evitad subirme en la Línea 12 del Metro desde que reabrieron la totalidad de las 20 estaciones el 30 de enero de este año después de aquel terrible accidente del 3 de mayo de 2021 entre Tezonco y Olivos, del tramo elevado. No fue por precaución o miedo que no había abordado esa ruta sino porque está sobresaturada desde Mixcoac a Tláhuac.
Ahora que millones de personas en la Ciudad de México está de vacaciones me animé a tomar la Línea 12 desde Mixcoac el miércoles pasado. Por supuesto, con mucha gente que no circula bajó la afluencia, a lo mejor como unos 20 centavos de un peso, como me dijo un pasajero que venía conmigo ese día.
En estos días no son las aglomeraciones que se acostumbran en tiempos normales. No hay tantos empujones para subir y ganarse un asiento, aunque muchos usuarios siguen con la costumbre de pararse en las puertas de salida previniendo su bajada desde muchas estaciones y lo que hacen es estorbar a otros más.
Para probar la diferencia de gente en los vagones me fui hasta la estación Periférico Norte, no me bajé en Zapata como acostumbro. Es cierto sí hay menos usuarios, pero no deja de ser muy usada esta línea, y sigue llenándose, pese a que las corridas son muy frecuentes. Lo bueno es que la “tranquilidad” de los 20 centavos menos de pasajeros va a durar hasta el 8 de abril.
La afluencia de usuarios ha bajado no sólo en la Línea 12 sino en todas las líneas. Se nota en las mañanas y en las tardes cuando se acumula mucha gente que va y viene a sus casas de su trabajo y viceversa.
Al mediodía es cuando se nota lo vacía que está la ciudad. Me subí el martes en la Línea 3 de Zapata a Guerrero y estaba muy tranquilo; venía en un vagón en donde sólo estaban cuatro o cinco personas. Una señora que estaba a mi lado me dijo: “ojalá estuviera así siempre el Metro”.
En la Línea B, que también es una de las más transitadas de Buenavista a Ciudad Azteca, igual tiene veinte centavos menos de pasajeros, pero en horas pico eso casi no se nota porque la gente sigue sufriendo por las constantes interrupciones de hasta diez minutos en alguna estación.
Para quienes debemos trabajar en estos días, es una gran diferencia poder abordar los vagones sin empujones o diferencias entre los pasajeros que se pelean por un asiento como si en ello les fuera la vida. Lo curioso es que quienes más “luchan” por un lugar son las personas más jóvenes y cuando está una persona mayor de edad parada junto a ellos prefieren hacerse los dormidos. Me ha tocado infinidad de ocasiones ese tipo de casos.
En fin, los usuarios del Metro tenemos hasta el 8 de abril para disfrutar un poquito de nuestros viajes en el Metro porque ese día regresan los estudiantes de vacaciones y muchos a trabajar; pronto se acabará nuestra tranquilidad, aunque sea de veinte centavos, como dijo mi acompañante de ocasión.
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