Por Simón Vargas Aguilar
El pasado domingo 02 de junio se vivió una de las jornadas electorales más significativas y que estoy convencido se convertirá en un parteaguas para la vida democrática del país.
Por primera vez en 200 años nuestro país estará dirigido por una mujer, y aunque a pesar de las constantes convocatorias a votar, la participación ciudadana se estima sólo en un 60%; a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo la respaldan alrededor de 35 millones de votos, lo que además le valió una ventaja de 30 puntos sobre su principal contrincante Xóchitl Gálvez Ruiz, lo que le ha dado un triunfo inobjetable.
Lo he mencionado en anteriores escritos, la jornada que (aún) vivimos es un momento decisivo; se eligieron poco más de 20 mil cargos, entre los que estuvieron la cámara de senadores y la de diputados, las cuales también quedaron mayoritariamente en manos del mismo partido que abanderó a Sheinbaum Pardo y que también ganó 7 de las 9 gubernaturas que se encontraban en juego.
Después de meses de campaña, debemos preguntarnos ¿qué sigue para México?, ¿de qué forma podemos trabajar en la reconstrucción del tejido social?, ¿cómo recuperamos la unidad, la empatía y el amor al prójimo que tan necesarios son ahora?
La Dra. Claudia Sheinbaum, tendrá que enfrentar desafíos inquietantes: altos índices de violencia, con una marcada presencia del crimen organizado en diversas partes del país, inseguridad, desaparecidos, feminicidios, asaltos en carreteras, estrés hídrico, , la contaminación o incluso los cada vez más constantes cortes al suministro de energía eléctrica, sólo por mencionar algunos de los más relevantes.
La expectativa que envuelve el mandato de la primera presidenta de México, es grande, se esperan nuevas perspectivas y transformaciones significativas, de lo que sí podemos estar seguros es que todas las problemáticas requieren el trabajo coordinado entre instituciones públicas, privadas y la propia sociedad.
El proceso de confrontación debe quedar atrás, la polarización ya no puede ser un estandarte para ganar adeptos; hoy lo que se requiere es una apuesta por la unidad y la comprensión, por una reevaluación y reestructuración de diversas estrategias, pero sobre todo como bien lo dijo anoche, en su primer mensaje, la Dra. Sheinbaum Pardo: “Concebimos un México plural, diverso y democrático. Sabemos que el disenso forma parte de la democracia. Y aunque la mayoría del pueblo respalda nuestro proyecto, nuestro deber es y será siempre velar por cada una y cada uno de los mexicanos sin distingos. Aunque muchas mexicanas y mexicanos no coincidan plenamente con nuestro proyecto, habremos de caminar en paz y armonía para construir un México más justo y próspero”.
México lo requiere.
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