En Pittsburgh, Trump pronunció lo que sus colaboradores describieron como sus argumentos de cierre después de que su intento anterior —un multitudinario mitin en el Madison Square Garden en Nueva York— se vio opacado por comentarios vulgares y racistas de algunos de los oradores. También se desvió del mensaje con falsedades de fraude electoral y llamamientos a la violencia.
“Durante los últimos cuatro años, los estadounidenses han sufrido una y otra vez de fracasos catastróficos, traiciones y humillaciones”, dijo el candidato republicano con la voz un tanto ronca pero con tono enérgico después de varios días de prolongados discursos.
“No tenemos que conformarnos con la debilidad, la incompetencia, el declive y la decadencia”, continuó. “Con su voto, mañana podemos solucionar cada uno de los problemas que enfrenta nuestro país y llevar a Estados Unidos, y de hecho al mundo entero, a nuevas glorias”.
La multitud estalló en aplausos cuando el republicano dijo que el país debería decirle a Harris, “¡Estás despedida!”, su característica frase en “The Apprentice”, el reality que lo convirtió en una estrella a nivel nacional.
Trump inició la jornada del lunes en Carolina del Norte y tiene programado su último mitin del ciclo electoral en Grand Rapids, Michigan, donde concluyó sus campañas en 2016 y 2020.
Harris, la candidata demócrata, pasó todo el lunes en Pensilvania, y se dirigía a Pittsburgh mientras Trump se encontraba en la ciudad. La vicepresidenta celebrará su último acto de campaña en Filadelfia por la noche.
“Necesitamos que todos en Pensilvania voten”, dijo durante uno de sus actos campaña. “Ustedes van a marcar la diferencia en esta elección”.
Con 19 votos del Colegio Electoral, Pensilvania es el premio mayor entre los estados sin clara preferencia política. Una victoria para Trump en la entidad abriría un hueco en el “muro azul” de los demócratas y le dificultaría a Harris alcanzar los 270 votos necesarios para ganar la presidencia.
“Si ganamos Pensilvania, lo ganamos todo”, declaró Trump durante un evento en Reading, en el extremo suroriental del estado.
Ambos candidatos visitaron la zona, la cual es casa de miles de hispanos, incluida una considerable población puertorriqueña. Harris y sus aliados han criticado en repetidas ocasiones a Trump por un comentario del comediante Tony Hinchcliffe sobre Puerto Rico durante el evento del expresidente en el Madison Square Garden. Hinchcliffe dijo que Puerto Rico era una “isla flotante de basura”.
“Fue absurdo”, dijo Germán Vega, un dominicano-estadounidense que vive en Reading y se naturalizó en 2015. “Molestó a muchas personas, incluso a muchos republicanos. No estuvo bien, y siento que Trump debería haberse disculpado con los latinos”.
Pero Emilio Feliciano, de 43 años, aguardaba fuera de la Santander Arena de Reading con la esperanza de fotografiar la caravana de Trump. A pesar de que su familia es puertorriqueña, Feliciano restó importancia a los comentarios sobre Puerto Rico, diciendo que lo que le importa es la economía y por eso votará por Trump.
“¿La frontera va a estar segura? ¿La criminalidad va a mantenerse baja? Eso es lo que me importa”, dijo.
Harris dijo a la multitud: “Estoy orgullosa del compromiso que he tenido desde hace tanto tiempo con Puerto Rico y su gente”.
“Y seré una presidenta para todos los estadounidenses”, agregó, diciendo que “el ímpetu está de nuestro lado. ¿Lo pueden sentir?”.
En tanto, Trump siguió hablando sobre sus estrictas propuestas en materia de inmigración. Llamó al escenario a Patty Morin, madre de Rachel Morin, una mujer de 37 años que fue encontrada sin vida un día después de desaparecer durante un viaje de excursión. Las autoridades dicen que el sospechoso de su muerte, Víctor Antonio Martínez Hernández, ingresó ilegalmente a Estados Unidos después de que supuestamente asesinó a una mujer en su país natal, El Salvador.
Alrededor de 77 millones de estadounidenses han depositado su voto en forma adelantada. Para cualquiera de los dos bandos, sería una victoria sin precedentes.
Un triunfo de Trump lo convertiría en el primer presidente entrante en haber sido encausado y declarado culpable de un delito grave, después de su juicio en Nueva York por pagos indebidos. Obtendría el poder para poner fin a otras investigaciones federales pendientes en su contra. Trump también se convertiría en apenas el segundo mandatario en la historia del país en tener mandatos no consecutivos, sumándose a Grover Cleveland a finales del siglo XIX.
Harris aspira a convertirse en la primera mujer, la primera mujer de raza negra y la primera persona con ascendencia sudasiática en llegar a la Casa Blanca, cuatro años después de haber roto las mismas barreras para ocupar un cargo federal como la segunda al mando en el gobierno del presidente Joe Biden.
En los últimos días Harris dejó de referirse a Trump por su nombre, llamándolo en cambio “el otro tipo”. La vicepresidenta promete resolver problemas y lograr consensos.
La presidenta del equipo de campaña de Harris, Jen O’Malley Dillon, dijo en una conferencia telefónica con miembros de la prensa que no decir el nombre de Trump era algo deliberado porque los votantes “quieren ver en su líder una visión optimista, esperanzadora y patriótica para el futuro”.
Harris también ofreció algunos detalles sobre su formación personal como política que no suele divulgar. En Scranton, habló acerca de que alguna vez fue una candidata con pocas probabilidades de ganar la contienda a fiscal de distrito en San Francisco en 2002, y cómo “solía hacer campaña con mi tabla de planchar”.
“Caminaba hasta la entrada de la tienda, y colocaba mi tabla de planchar porque, ya saben, una tabla de planchar es un magnífico escritorio para trabajar de pie”, declaró Harris, recordando cómo pegaba sus carteles en uno de los costados de la tabla, llenaba la parte superior con folletos y “les pedía a las personas que hablaran conmigo mientras entraban y salían”.
En Allentown, Harris estuvo acompañada por el rapero Fat Joe. Más tarde visitó un restaurante puertorriqueño en Reading con la legisladora Alexandria Ocasio-Cortez. Tanto Fat Joe, cuyo verdadero nombre es Joseph Cartagena, como Ocasio-Cortez tienen ascendencia puertorriqueña.
Sus partidarios gritaron “Sí se puede” y “Kamala” mientras llegaba la caravana de la vicepresidenta. Una vez en el interior, Harris habló con algunos comensales, incluso con algunas palabras en español. La vicepresidenta luego ordenó yuca, arroz amarillo y cerdo, diciendo: “Tengo mucha hambre” mientras señalaba que ha estado demasiado ocupada haciendo campaña como para darse tiempo para comer.
Posteriormente, Harris hizo algo de campaña de puerta en puerta , deteniéndose en dos hogares de Reading.
“Es el día previo a las elecciones y sólo quería pasar y decir que espero ganar su voto”, dijo en una de las residencias.
La mujer respondió: “Ya tienes mi voto”, y dijo que su marido votaría al día siguiente.
Mientras hacía fila para ingresar al mitin de Harris en Allentown, Ron Kessler, un veterano de la Fuerza Aérea de 54 años de edad que solía ser republicano y ahora vota por los demócratas, dijo que planeaba sufragar por apenas la segunda vez en su vida. Indicó que durante mucho tiempo no votó, pensando en que el país “votaría por el candidato correcto”.
Pero “ahora que soy mayor y mucho más sabio, creo que es importante, es mi deber cívico. Y es importante que yo mismo acuda a votar y vote por la democracia y el país”.