A escala mundial, 62.5 % de las personas se conectan a la red informática en promedio durante 6.58 horas. En México, con base en datos de 2021, se observó que 74 % de la población, desde la adolescencia, usa internet, pero durante más tiempo, casi nueve horas al día; mientras 80 % de la gente en el país la utiliza para conectarse a las redes sociales digitales, señaló Karla Edith González Alcántara, del Laboratorio de Salud y Alimentación de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Aunque esas redes permiten la interacción con otros individuos y se han vuelto fundamentales para comunicarnos, enviar información, etcétera, su uso excesivo puede tener consecuencias negativas diversas: ansiedad, depresión, estrés, no dormir de manera adecuada, hábitos poco saludables como la baja realización de actividad física, y una alimentación deficiente o poco saludable. Incluso, podría ser un factor asociado a la aparición de obesidad.
En la conferencia Adicción a redes sociales, hábitos de salud y experiencia universitaria, la especialista afirmó que el uso patológico de las redes sociales es un fenómeno en crecimiento. No obstante, no aparece como una adicción en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Hay indicadores de que una persona ya tiene un problema con el uso de esas plataformas cuando tiene el deseo de dejar de usar internet, pero nota que no puede; o no lleva a cabo otras actividades o tareas por esa causa; cada vez necesita más tiempo de conexión, o si olvida el teléfono en casa y tiene ansiedad o mal humor todo el día, alertó la experta.
Todos nos conectamos digitalmente, pero los adolescentes y jóvenes son poblaciones vulnerables, ya que aún están atravesando por la maduración cognitiva y emocional, y es cuando establecen sus hábitos.
Como profesionales de la salud, dijo González Alcántara, debemos generar estrategias de intervención o prevención que eviten que se presente el problema. Para ello hay que hacer investigación, entender más, obtener datos, y así tener mayor probabilidad de éxito.
Al parecer, esa adicción sí tiene un impacto, y como profesionales de la salud e institución debemos pensar qué hacer para contribuir a disminuir esta problemática que está creciendo, y que si se llega a considerar en los manuales diagnósticos como una adicción, será complicada de eliminar, porque no se podrá decir a las personas que ya no se conecten a las redes sociales, necesarias para hacer trabajo, tarea o estar comunicadas. “Hay mucho que investigar sobre el fenómeno y será un reto atenderlo”, concluyó Karla Edith González.
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