México se ubicó como el principal productor de mantequilla en América Latina, con un volumen total de 236 mil toneladas producidas, por encima de Brasil, con 83 mil, y de Argentina, cuya producción ascendió a las 52 mil toneladas métricas, en 2022, de acuerdo con el portal de estadística Statista, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).
A nivel mundial, se estima que el tamaño del mercado de mantequilla alcanzó los 30 mil millones de dólares en 2023 y se espera que crezca a una tasa compuesta anual del 3.7% para alcanzar los 36.2 mil millones, en 2028. Los líderes del mercado son Fonterra Co-operative Group, Dairy Farmers of America, Ornua Co-operative Ltd., Land O’ Lakes, Inc., y Arla Foods Amba, según un informe de la empresa de investigación de mercado Mordor Intelligence.
Asimismo, el consumo de mantequilla en nuestro país, en 2023, fue de aproximadamente 268 mil toneladas, un aumento del 1.5%, en comparación con 2022, siendo el sector hotelero y restaurantero el principal impulsor del consumo de este lácteo; en tanto que los procesadores de alimentos y el sector de panadería consumen alrededor del 80% del suministro de mantequilla, señala el boletín informativo del Consejo Nacional Agropecuario.
En el mercado mexicano, las marcas de mantequilla que compiten entre las preferencias de los consumidores son: Gloria, Chipilo sin sal, Golden Hills sin sal, Soriana con y sin sal, y la mantequilla untable Lyncott.
Pero este alimento tan popular y atractivo, que se encuentra en las mesas de casi todos los restaurantes mexicanos tiene un alto contenido de grasa saturada que, en exceso, puede elevar los niveles de colesterol e incrementar la posibilidad de desarrollar enfermedades cardíacas, asegura una publicación del servicio informativo MedlinePlus.
El sitio médico especializado refiere que algunos tipos de grasas son más saludables para el corazón que otras, y que el consumo excesivo de mantequilla y de otras grasas de origen animal no suele ser el más recomendable en el cuidado de la salud.
Un estudio de calidad presentado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) menciona que si bien la mantequilla aporta vitaminas A, E y D, al ser un derivado de la leche, también contiene colesterol: aproximadamente 30 miligramos en una cucharada de mantequilla.
Para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades no trasmisibles, la Organización Mundial de la Salud (OMS), sugiere limitar el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta calórica diaria, y el de grasas trans a menos del 1%. (La mayoría de grasas saturadas provienen de productos alimenticios animales: mantequilla, quesos y carne roja; y las grasas trans se encuentran en muchos alimentos procesados y empaquetados: galletas, tartas, pasteles, bizcochos, pan dulce y donas).
Diversos expertos en nutrición recomiendan remplazar alimentos altos en grasas saturadas y grasas trans, por alimentos que tienen grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, por ejemplo: utilizar aceite de cártamo o de oliva en lugar de mantequilla; preguntar en qué tipo de grasas se cocinan los alimentos cuando coma en un restaurante; evitar los alimentos fritos, empaquetados y procesados; remplazar las carnes rojas por pollo sin piel o pescado, algunos días de la semana, y sustituir los lácteos enteros con leche, yogur y queso bajos en grasas o desgrasados.
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