Según el comunicado de la Casa Blanca, la medida busca «repeler, repatriar y eliminar de inmediato» a los extranjeros ilegales considerados parte de una «invasión», amparándose en el Artículo IV, Sección 4 de la Constitución y en la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
La orden otorga al Departamento de Seguridad Nacional, al Departamento de Justicia y al Departamento de Estado la autoridad para implementar acciones inmediatas, incluyendo la restricción del acceso al asilo.
El presidente Trump justificó la medida argumentando que la migración ilegal impone «miles de millones de dólares en costos» a los estados, afecta a los trabajadores estadounidenses y pone presión en servicios públicos.
Trump, quien prometió «sellar la frontera el primer día» de su nuevo mandato, subrayó su compromiso de cumplir con lo que calificó como una crisis nacional. «La migración ilegal perjudica a todos los estadounidenses y tomaré todas las medidas legales para abordarla», declaró.
Estados Unidos enviará hasta mil 500 soldados activos a la frontera sur en los próximos días, anunciaron el miércoles funcionarios del gobierno, impulsando los planes detallados en las órdenes ejecutivas que firmó el presidente a pocas horas después de asumir el cargo.
Se espera que el secretario de Defensa en funciones, Robert Salesses, firme las órdenes de despliegue este miércoles, pero no queda claro por ahora qué efectivos o unidades irán, y la cifra podría fluctuar.
Todavía queda pendiente saber si los militares terminarán aplicando leyes, lo que les daría en un rol totalmente nuevo.
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