Trump vs. los cárteles: ¿terrorismo o estrategia política?: Por Gonzalo Manrique
¿Por qué llamarlos terroristas?
Según la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA), una organización debe cumplir tres criterios para ser designada como terrorista:
- Ser extranjera.
- Participar en actividades terroristas, es decir, actos de violencia premeditada con motivaciones políticas contra no combatientes.
- Representar una amenaza para la seguridad de los ciudadanos o la nación estadounidense.
Trump argumenta que los cárteles cumplen estos requisitos, ya que operan desde el extranjero, usan violencia extrema y su tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, está causando una crisis de salud pública en EE. UU. Solo en los últimos años, miles de estadounidenses han muerto por sobredosis, una cifra que el expresidente considera inaceptable.
El proceso detrás de la designación
Para etiquetar oficialmente a los cárteles como terroristas, el Departamento de Estado debe compilar evidencia pública y clasificada que respalde su decisión. Una vez hecho esto, el Secretario de Estado informa al Congreso, que tiene una semana para revisar la designación antes de que se haga oficial.
Pero aquí es donde las cosas se complican. Ser etiquetado como terrorista tiene consecuencias graves:
- Económicas: Quienes brinden apoyo material a los cárteles, incluso de forma indirecta, enfrentarán sanciones legales. Las instituciones financieras están obligadas a congelar fondos relacionados, aislando económicamente a estas organizaciones.
- Legales: Los integrantes de estas organizaciones podrían ser considerados inadmisibles en EE. UU., limitando su movilidad internacional.
- Sociales y políticas: La etiqueta de “terroristas” estigmatiza aún más a estos grupos y dificulta cualquier tipo de negociación.
¿Y México?
México, por su parte, ve esta estrategia como una línea roja. Permitir la intervención militar extranjera para combatir el narcotráfico sería un golpe a su soberanía. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ya calificó como inaceptable esta propuesta. Trump, sin embargo, insiste en que el gobierno mexicano debe frenar el tráfico de drogas en la frontera.
Para que Estados Unidos pueda justificar una intervención más agresiva, tendría que declarar a México como un “Estado patrocinador del terrorismo”, lo que requeriría probar que el gobierno mexicano apoya activamente a los cárteles. Este escenario parece improbable, pero la presión política está sobre la mesa.
El presupuesto detrás de la lucha
Trump no solo promete acciones, sino también recursos. Para 2025, el presupuesto solicitado para combatir el terrorismo asciende a $244,033 millones de dólares, un aumento del 4.3% en comparación con el año anterior.
¿Solución o estrategia política?
No cabe duda de que los cárteles representan un problema serio, pero declararles la guerra bajo el marco del terrorismo plantea preguntas. ¿Es esta una solución efectiva o una jugada política para reforzar la imagen de Trump como un líder implacable?
Mientras tanto, el impacto de estas acciones, de llevarse a cabo, se sentirá no solo en las relaciones bilaterales con México, sino también en la economía y la seguridad de ambos países. Una vez más, la lucha contra el crimen organizado se encuentra en el centro del debate. La pregunta ahora es: ¿esta estrategia dará resultados o solo aumentará las tensiones?
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